El amor es básico para desarrollarse de una forma armónica y sana. Un entorno amoroso es lo que cualquiera de nosotros desea para la propia vida y para la de nuestros pequeños. Si los niños se sienten amados generalmente están más disponibles para el aprendizaje y para crecer con una salud integral. Y en este sentido, aparece la importancia del vínculo.
La vinculación entre la mamá y el bebé es directa al nacer, también con el otro progenitor que está presente, tomando más peso la madre en la primera etapa de la vida por la fusión de los cuerpos. Aun así, los padres no siempre están disponibles para que esta vinculación se haga de manera sana y esto puede generar angustia y sensación de abandono en el recién nacido. Los motivos pueden ser muchos y no siempre podemos escoger la realidad, culparse no sirve de nada. Sin embargo, es necesario buscar la manera de reparar el vínculo y cuidarlo, ya que es a través de los padres que las personas nos vinculamos a la vida. El camino de sanación pasa por el amor. Ser acompañado por un terapeuta puede ser muy útil para abrir la conciencia sobre nuestros vínculos.
Los primeros vínculos de nuestra vida marcarán la forma de relacionarnos a lo largo de esta. Si el amor, miedo, rechazo o abandono estuvieron presentes, es probable que lo que nos generó sentir eso de nuestro entorno nos calara y que esta sensación nos acompañe en los siguientes inicios (ya sea de relaciones o de un trabajo, entre otras situaciones). Si hubo episodios traumáticos de separación de los padres en la infancia, también eso afecta a nuestra forma de vivir el vínculo y la separación. Además, cómo es el vínculo con los hijos puede estar relacionado con cómo te vinculaste a tus padres. De ahí la importancia de poner conciencia: ¿cómo fue el vínculo con tus padres de pequeña?, ¿cómo te recibieron al nacer? Y… ¿cómo te vinculas ahora en tu vida adulta?
✏️Texto de Gemma Puigcercós @educarjuntos
🖌Ilustración de Greta Serra @gretaserra