Desde que una mamá tiene conocimiento de su embarazo, se empiezan a generar las expectativas sobre cómo será esa persona que va a nacer. Cada persona conectada con ese niño o niña tendrá sus propios pensamientos, imágenes, creencias y sentimientos en relación al pequeño que vendrá. De todo esto no hay duda, en cambio aún no sabemos cómo afectan estas expectativas a la persona que las recibirá.
Algunas ideas sobre cómo debemos ser o vivir, ya en la infancia, han tenido mucho peso en nuestras vidas. Los niños y niñas tienen la necesidad de afecto, atención y vínculo en el mismo grado de importancia que las necesidades básicas como comer y dormir. Por eso, inconscientemente los pequeños tratan de adaptarse a los diferentes contextos tomando actitudes que creen les ayudarán a recibir atención de los adultos que ama. Sea atención positiva o negativa, pero anhelan atención. Por este motivo, según el carácter, habrá niños/as más atentos a las expectativas de los adultos para complacerlas, a veces dejando atrás propios intereses o expresiones espontáneas. A veces incluso, dejando de ser niños demasiado pronto.
¿Pero es posible educar sin expectativas? No podemos deshacernos de nuestros pensamientos, es difícil evitar todas las expectativas que tenemos para nuestros pequeñxs, sobre todo cuando se trata de deseos existenciales como querer que esa persona se pueda desarrollar amorosamente en un mundo sano. Esto se trata más de sueños y esperanzas sobre temas de la vida que no sólo dependen de nosotros. En este sentido, hace falta confiar en la vida, pero de esto hablaremos en otro post.
En cambio, sí debemos abandonar expectativas sobre qué cosas queremos que el niño o niña decida en su vida: gustos personales, personalidad, orientación sexual, amistades, etc… Sobre todo es necesario observar las expectativas que tenemos que no permitan la libertad para ser quien ellos y ellas realmente desean ser. Es habitual que estas expectativas enlacen con ideas que hemos tenido para nosotros mismos, por eso hace falta poner conciencia y darse cuenta que tu vida es tuya, y la suya es suya.
Hay otro tipo de expectativas, las que no son explícitas, las que no sabemos que tenemos como adultos pero que podrían derivarse de nuestros comentarios a los pequeños. Estas se tratan de frases que decimos a los niños y niñas vinculadas a temas de relaciones sociales, y tratan directamente sobre cómo se muestran o actúan y cómo deberían de hacerlo.
Un ejemplo sería el de un niño que es hermano mayor por poca diferencia y que suele escuchar de sus padres que él es el mayor y que debe cuidar y estar pendiente de sus hermano pequeño. Este niño puede tomar el peso de tener que ser protector y responsable de otros demasiado pronto, preocupándose por cosas que todavía no le tocarían. Además, estos mensajes de “debes de hacer X” pueden influenciar a su carácter y a sus relaciones futuras. En este caso, sin quererlo estamos dando una responsabilidad adulta a un niño/a, cuya única preocupación debería ser jugar y aprender. Crecer tranquilo teniendo claro que los papás se ocupan del cuidado de sus hermanos.
Por lo tanto, como adultos difícilmente podremos educar sin expectativas, pero sí podemos educar revisándolas para acompañar de forma respetuosa a nuestros pequeños, cuidando su forma de ser natural, sus deseos y gustos, y por lo tanto, su autoestima.
Y para poder hacerlo, es necesario revisarse a uno mismo/a y nuestra comunicación con los niños y niñas.
La clave es querer a los pequeños/as tal y como son. ¿Imagináis qué bonito es que te amen por ser quien tú ya eres?
Y tú, ¿cómo te situas delante de las expectativas que pusieron en ti tus padres?
Te dejo un poema de Fritz Perls para reflexionar:
Yo soy Yo
Tú eres Tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo
Cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
Cuando intento que seas como yo quiero
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.
Fritz Perls