Hace unos días hablaba sobre la sexualidad en la infancia con una compañera de @educarjuntos. Hablábamos de las aulas de infantil y de los comentarios compartidos con otros maestros, llegando a la idea de que muchos nos hemos encontrado situaciones en los que niños o niñas de 2-6 añitos han mostrado gestos de exploración sexual. Ella sorprendida, me preguntó: ¿cómo puede ser que si esto es una realidad y algo tan natural NO se hable para saber cómo podemos acompañarlo? Yo le contesté: la represión de la sexualidad adulta es tanta que no nos permitimos aceptar que ya existe en la infancia.
Hablar de sexualidad infantil es entenderla como distinta a la adulta: es inocencia, exploración y construcción de la identidad. Se trata de acompañarlos en el descubrimiento de su cuerpo y del placer del contacto, entendiendo que la propia exploración del cuerpo es natural, igual que la sensación de placer en el contacto físico no sexualizado. Un ejemplo sería acompañar en poner conciencia de si les gustan los abrazos, con quién, y de qué forma (suaves, fuertes, con cosquillas…). También podemos acompañarlos a establecer poco a poco un buen autoconcepto sin juicio (necesario para más adelante encontrarse de manera natural con su orientación sexo-afectiva).
Cuando una criatura muestra ganas de explorar su cuerpo, hay que hablarle con mucho respeto y sin castrar su deseo. Con comprensión, amor y naturalidad. Podemos hablarles desde muy pequeños de la palabra intimidad. Y sin duda también podemos hablar sobre las partes del cuerpo que son íntimas y personales, para que reconozcan situaciones que no deben aceptar. El abuso infantil es una realidad y podemos proteger a través del conocimiento de los propios límites. Por último, una recomendación de un cuento, para mi indispensable: “Kiko y la mano”, fácil de encontrar online en Google.
Texto de Gemma Puigcercós @educarjuntos
Ilustración de Greta Serra @gretaserra